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miércoles, 6 de abril de 2011

Mezclando tequila y melancolia

Ha sido versionado por muchos artistas, de Raphael o Serrat a Calamaro o Pereza, pero yo la primera canción que conocí de Jose Alfredo Jimenez fué "el jinete", por boca de Bunbury. Un tema que en una adolescencia de altibajos sentimentales llega hondo, la versión del "pequeño cabaret ambulante" pone los pelos de punta.
Luego escuché "Vámonos", (un verdadero HIMNO) del disco "Flamingos vs Bizarros", también en la voz del maño, la letra me enamoró y convenció a escuchar las rancheras del gran Jose Alfredo.




Es un género difícil, entre friki y pureta, pero vale la pena la etiqueta. Son rancheras de mucho más allá del rancho grande, de un México lindo y jodido, de cantina solitaria, de desengaño sentimental, de noches eternas sin mas compañia que la falsa amistad de los taberneros y las botellas que se vacían.




Sus letras pecan quizás de un machismo de far west, pero tiene en algunas un puntillo de perro abandonado que te hace sentir la desolación de los errores cometidos. Es un tipo grande en todos los sentidos, me parece un gigantón tierno, que acompañado de la sencillez monotona de los acordes mariachis puede poner blandito al más duro cowboy en los escasos 3 minutos de sus canciones.




Saquen de sus lágrimas la sal que hace escocer sus ojos, destilen en vasos de chupitos sus más escondidas penas, corten su corazón en gajos y obtendrán la fórmula perfecta para disfrutar de estas rancheras.



A TU SALUD LEANDRO!!!!

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