Te levantas una mañana...

...y te conectas a Internet. Una de las primeras páginas que visitas es el foro de una conocida página sobre música, como haces todos los días. Sin embargo, hoy no va a ser un día como los demás.
Llevas un tiempo viendo que en la sección del foro donde se comentan los discos y los grupos hay una entrada que sigue en los primeros puestos desde hace varios días, y cada vez tiene más páginas. Parece muy comentado, por lo que te dispones a pinchar en dicha entrada. Conforme vas ojeando los comentarios un poco por encima, te vas decidiendo a descargártelo. Al parecer, es el tercero y, aunque el segundo pudo ser mejor, hablan muy bien de él todos los usuarios que comentan en la entrada.
Pues bien, te decides finalmente y descargas ambos, el segundo y el tercero. Tu primera sorpresa al abrir la carpeta es que todos los títulos están en euskera, pero tú nunca has tenido problemas con ello, por lo que coges ambos al completo y los pones a reproducir.
Tras una breve introducción, el siguiente corte te deja completamente anclado a la silla de tu escritorio. Exclamas para tu interior: "Pero, ¿qué coño?" y "¿Qué es esto?", además se te escapa un par de veces a lo largo del primer tema varios "¡Joder, joder, joder!". Cuando se completa éste, el siguiente lo iguala en nivel, incluso lo mejora, y el siguiente, y el siguiente... Descubres una batería excepcional, la que tú necesitabas; unos riffs de guitarras que se introducen en tu cerebro; una pequeña dosis de arreglos electrónicos que le dan un toque exquisito; pero sobre todo, descubres una voz que te transporta a años atrás, a algo que te encantaba.
Ésto es lo que define lo que te gusta, y estás deseando paseártela a través de tu MP3 o teléfono móvil por toda la ciudad, en los autobuses y en los metros.
Acabas de descubrir la música que anhelabas. Acabas de descubrir dos obras de arte hechas discos, compuestos por pequeñas partes de esa misma maravilla. Acabas de descubrir Governors. Y te encanta.