Cada vez que oigo esta canción en cualquiera de sus versiones (ya sea cantada en solitario, acompañado de Bunbury, en estudio o en directo) realmente siento el negro placer de escuchar contar a alguien que ha vivido suficiente. Una despedida sublime, una recopilación de una vida de mierda escrita e interpretada por el único e inigualable Nacho Vegas, una persona única que cuenta las penas y tristezas de la manera más dura, irónica y cruel, y que hace que le ames con locura.
Uno de los más grandes del panorama actual, sin duda.
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